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Mostrando entradas de mayo, 2020
Hay un misterio  que me envuelve, que inusitadamente  me devuelve a mí misma. Cantaré mi canción con la fuerza  del viento y escucharé el eco que involuntariamente repite tu corazón.  
Cuando el día se acaba y la noche canta su gloria, agonizantes los minutos se estiran en un verso y en su afán de perpetuarse se imprimen en la página con la loca ilusión de ser eternos. Aunque no pueda guardar este instante, quedará para siempre en mí el verso como copia fiel de la dulzura  que vos a mi tiempo le estampaste.
Porque tanto te deseé apareciste un día, aunque no te sabía. No sabía de tu voz ni de tus labios no sabía de tu mágica sonrisa. Porque tanto imaginé en horas silentes, tú estás aquí, en mi mente desde siempre. Salvo que hoy puedo tocarte dulcemente y desde tus sienes  con mis dedos recorrerte, abriendo paso, detenida y sutilmente, al  suave vértigo que luego nos envuelve. Porque tanto te deseé apareciste un día aunque no te sabía. No sabía de tus luchas mi buen caballero, pero ahora te veo, envestido en los ropajes de tus justas batallas con el temple intacto, desbordado de amor tu corazón expuesto. No sabia tantas cosas, conquistador de mis sueños, como de tus bellas manos, que cuando toman las mías, siento que alzamos vuelo.