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Mostrando entradas de abril, 2020

Mensaje de nácar

Que despliegue el destino su manto, futuro vago. Que me extienda su mano que aún no veo. En el cielo nublado su mensaje de nácar vislumbro y se me ocurren mares de caracoles sus playas cubiertas tornasolados días devenir del amor que canta y calma. Que despliegue el destino su manto, futuro cierto, los corceles blancos ya cruzan el horizonte.
Se encaraman estrellas fugaces en mis pupilas, embravecidos mares quieren salir como bestias de agua por mi boca, tempestuosos vientos luchan por elevarme, estertores de aves chillonas aturdiéndome. Y el mundo parece tan calmo ahí afuera. Ah! Si pudiera escaparme a veces!  Escapar de mí, de mis miedos La noche rebota sobre el techo y se caen las estrellas, quisiera volar sin cuerpo por el firmamento, desaparecer en polvo de estrellas y renacer al alba sublimada por el  sol.
¿Cómo se explica el amor?, si el amor no se explica. Desborda el cuerpo y el alma de dulce anhelo, anida mañanas calmas y noches buenas. Hace llover mil lunas en el intento inútil de apagar los soles. Domestica el viento,  invierte el sentido de las mareas. ¿Cómo explicar el amor?, si el amor no se explica. ¿Acaso se explican  las tormentas de azhares en primavera? ¿Acaso se explica  el resplandor de la luna marcando el camino en los mares, dibujando la ruta de los delfines? ¡No! No quiero explicar el amor Solo quiero sentirlo, vivirlo día a día, bravo o sereno, aún si fuera difícil y absolutamente absurdo como querer imitar el canto de la sirenas.
Tiempo al tiempo, tiempo que no sé si te tengo. Que te me vas de las manos esquivo y soberbio. Dame tiempo, tiempo. Que me faltan praderas por sembrar cosechas que juntar. De las manecillas del reloj me cuelgo y no las dejo avanzar, olvidando que existe  el reloj de arena.