Adoro que el sol me esté mirando, que los pájaros surquen el cielo que el viento me traiga mil fragancias que las flores me alegren el alma. Adoro el sabor de las lagrimas cuando cargadas de amor me inundan, adoro la música del viento en los altos álamos plateaddos. Adoro la tierra y mis raíces que me sostienen y me alimentan. Adoro el cielo, con o sin luna, azul y cercenado de estrellas. También adoro las manos que aún lastimadas por el yugo pueden dar la más suave caricia curando las nanas de las caídas. Adoro la vida que es amor y el amor en sus benditas formas.