La hija de la luna

 El cazador se acomodó en la sombra de la luna y esperó que se acercara el lobo.

 Cuando llegó la bestia, con siniestra precisión la enlazo,  dándose cuenta de pronto, mientras tensaba la cuerda, que estaba ahorcando a la mujer más bella que había visto.

No pudo soportar el grito desgarrador que salió de la garganta lascerada de la víctima. Huyó desesperado. 

La luna brilló más intensamente, enjuagó la sangre y enjugó las lágrimas, entonces ella descansó hasta curarse.








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