Aunando voces

Escucho el latido
de la tierra fecunda
que brama y se impone.

Escucho los gritos
de los desterrados,
de los oprimidos.

La savia que explota
en los verdes,
la sangre que hierve
a pesar del hambre.

Oleadas de impotencia
que bañan las playas
con espuma de ira.

Ya no es el sol,
es la bronca
de los buenos.

Ya no es la playa 
su lecho
sino un campo de batalla.

Ya no está el horizonte,
Cielo y tierra se han unido
en implacable lucha.

Uno mi corazon
y mis fuerzas,
mi rezo, mi legado.

Me uno a la ronda
me uno a la bronca,
en ritual puro y genuino
bregando por libertad.








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