Había una vez un amor... Un amor que surgió con ganas, con ilusión de llegar a ser grande, que atravesó desiertos de soledad, que combatió la angustia de no tener nombre, de estar en la sombra, a pesar de ser luz. Pero ese amor solo pudo alimentarse a sí mismo con la ilusión, con la imaginación de un hada rosada bailando como un trompo de gasa invisible y etérea, con la sutil música que emanaba de sus giros. Hasta que la ilusión- hada- trompo como una pompa explotó tropezando con la opaca y desalmada realidad. Este amor no llegó ni a los gemidos del parto, quizás porque nunca había atravesado el canal y sólo existía en la voluntad de la deseosa ingenuidad. Por eso hoy le doy nombre, le dedico lugar en mundo de lo físico, con letras que son símbolos, lo envuelvo en su dulzura, porque nunca le faltó, y lo envío al infinito con la genuina intenci...
No muere la poesía porque yo no la escriba. No dejan de cantar los pájaros en este mundo aturdido. Las bombas, los estruendos, las toneladas de humo, no cercenarán la magia del arco iris. La belleza está disponible, yo la veo, si así lo espero, yo me sumo a la orquesta, si lo deseo. No muere la poesía porque yo no la escriba. La poesía estará por siempre en nuestros ojos cautiva.
Noche que reza desparramo de blancas estrellas murmuro un canto sin gracia alguna me prefiero así en soledad escondiéndome bajo mi almohada demasiada luz afuera aquí dentro la oscuridad soy yo.
Comentarios
Publicar un comentario