La lejanía de los cuerpos
separados por la fuerza
de las circunstancias
fortalece la magia
de la atracción pura.

Atracción que se queda
quieta, insustancial
pero latente,
 sostenida,
segura y protegida.

La fantasía la alimenta,
la razón la permite,
dejando
que el pálido perfume
de la ilusión la envuelva.

En la paz del silencio
se entretejen
recuerdos y sueños,
rescatados unos
espectantes los otros.

Hoy confío en
que la distancia
confirme el amor
que ayer
magníficamente
gozamos los dos.











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